El informe y el entorno en el que se desarrolló el mismo, es claro, es inobjetable, es contundente, no sobre lo que ha hecho la presidenta, sino precisamente sobre lo que no ha hecho.
La presidenta municipal, no ha logrado siquiera contar con el respaldo político de su par de síndicos y de la mayoría de regidores de su partido.
Fue severamente cuestionada en la voz de uno de ellos, a quién de inmediato la presidenta atacó y calumnió. La falta de tacto político es evidente, abruma.
El texto del mismo, fue presentado sin cumplir la normatividad del reglamento, pocas horas antes, en lugar de las 72 horas que se marcan en la Ley Orgánica Municipal y en el Reglamento Interior del Cabildo (mínimo tiempo necesario para leerlo, analizarlo y que los partidos políticos puedan presentar una postura sustentada).
Ni forma, ni fondo. Tan solo un vano intento de oropel. Una campaña de derroche en medios, gallardetes, espectaculares, totalmente inapropiada para la época en que vivimos, un informe que intentó ser un acto anticipado de precampaña y que terminó en la vergüenza de la reprobación social y política de los ciudadanos.
Hay recursos que debieran ser orientados a ayudar a los que menos tienen y no en el dispendio absurdo, para soñar con candidaturas, que están muy por encima del alcance de la hoy presidenta.
Un reglamento rescatable, al menos en su intención, el orientado para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y algunas adecuaciones para sustituir salario mínimo por la Unidad de Medida y Actualización.
Es curioso que el informe sea también una colección de buenas intenciones, se informa hasta sobre las propuestas de creación de nuevos reglamentos que están en primeras lecturas.
La presidenta municipal, al parecer no hace la división necesaria, entre el anhelo, la propuesta y la labor cumplida. No, no basta con desear algo, hay que programarlo y concretarlo, para poder informarlo.
En el informe administrativo, falta transparencia, actualmente existen las plataformas tecnológicas para estar enterados en tiempo real, de que se gasta, como se paga, y a quien se le paga, cada peso que gasta el ayuntamiento, de la misma manera como se podrían considerar los ingresos, nada más lejos de la voluntad de la actual administración, donde sigue siendo costumbre, el cohecho, la mordida y el diezmo (multiplicado por dos) en su funcionamiento.
¿Qué puedo decirles? A Acapulco y a los acapulqueños, nos queda debiendo, un gobierno ineficiente, sin visión y sin intención de diálogo con la sociedad. Las esperanzas de los acapulqueños, quedaron tan destrozadas como sus calles.
Mi opinión sobre el informe podría resumirse, en una palabra: basura.
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